En 1979, la comunidad internacional dio un paso decidido para hacer frente a la discriminación y las violencias contra las mujeres al aprobar la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW). Desde aquel, la comunidad internacional entendió́ que para alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres era condición necesaria, no sólo eliminar cualquier forma de discriminación y violencia hacia las mujeres, sino también la necesidad de reconocer y visibilizar la aportación de las mujeres al desarrollo y al progreso de la humanidad, así como la urgencia de transformar las tradicionales relaciones de dependencia de la mujer respecto del hombre en pos de esta igualdad.

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Años más tarde, en 1993, la Conferencia Mundial de Derechos Humano celebrada en Viena aprobó que los derechos de la mujer fueran, finalmente, reconocidos de manera indiscutible como derechos humanos.

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Así con todo, en el marco del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, si bien son los Estados los que mayor responsabilidad deben asumir en proteger los derechos de las mujeres, impulsado políticas públicas destinadas, no sólo a erradicar la lacra de las violencias contra las mujeres sino también para favorecer su empoderamiento, las empresas, como principales agentes económicos, no sólo deben cumplir con lo dictado por la legislación estatal e internacional sobre este asunto, sino que, además, en virtud de su responsabilidad social deberían impulsar medidas destinadas a acabar, de una vez por todas, con la discriminación de las mujeres en el ámbito laboral y económico.

Las mujeres son actualmente en todo el mundo más de la mitad de la población en edad de trabajar, la mayoría de las consumidoras y más de la mitad del talento. Sin embargo, la desigualdad entre mujeres y hombres persiste en los mercados laborales de todo el mundo, en lo que respecta a las oportunidades, al trato y a los resultados.

Como señala el Banco Mundial en su informe Mujer, empresa y el derecho en su edición de 2018, 2´7 mil millones de mujeres en todo el mundo no pueden legalmente acceder a las mismas opciones laborales que los hombres. Aparte de las obligaciones familiares, muchas mujeres tienen dificultades para ascender en la escala profesional. Las desigualdades aumentan a medida que sube la escala salarial, asimismo están en desventaja cuando se trata de la responsabilidad de tomar decisiones y de trabajos ejecutivos.

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En el año 2018, se celebraron las I Jornadas universitarias sobre empresas y derechos humanos. Aquellas jornadas analizaron y pusieron de relieve el compromiso que las empresas deben asumir en virtud de los Principios Rectores de las NN.UU. para las Empresas y los Derechos Humanos y el Plan de Acción Nacional de Empresas y Derechos Humanos aprobado por el Gobierno de España.

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Durante estas segundas jornadas, sin perder el hilo argumental de las empresas y los Derechos Humanos, se quiere diagnosticar el papel que las empresas deben asumir en cuanto al respeto de los derechos de las mujeres en el ámbito laboral y económico. Haciendo posible, desde la inclusión de la perspectiva de género en las Relaciones laborales, ofrecersoluciones y alternativas dirigidas a alcanzar una efectiva igualdad entre mujeres y hombres en el seno de las empresas.

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Este diagnóstico se abordará desde tres ópticas. En primer término, en el marco del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, se analizará el compromiso de las empresas transnacionales con el respeto de los derechos laborales de las mujeres trabajadoras en los países menos favorecidos, visibilizando sus praxis en este ámbito y poniendo en valor aquellas herramientas, que, como los Principios de Empoderamiento de las Mujeres, de ONU Mujeres y Pacto Global, ofrecen una guía sobre cómo empoderar a las mujeres en el trabajo, el mercado y la comunidad. 

Un segundo ámbito de análisis lo constituirá la situación de las mujeres inmigrantes en el mercado laboral de España. La doble discriminación que por género y su condición de inmigrantes sufren en este caso las mujeres, tiene un efecto sobre sus condiciones laborales que hacen a las mujeres más vulnerables frente a situaciones de violencia y discriminación. Por tanto, analizar, desde lo público y lo privado, las medidas y mecanismos para salvaguardar la dignidad de las mujeres en un entorno laboral que garantice una vida digna, constituye, también, uno de los propósitos de estas Jornadas.

Por último, el tercer de los ámbitos de diagnóstico se centrará en debatir acerca de las relaciones de género en las empresas españolas, prestando especial atención a como estas relaciones hacen posible, y en que medida, la existencia de lo que se ha venido en llamar las brechas de género en las empresas, así como la existencia del denominado «techo de cristal».

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En relación con los objetivos señalados, las universidades públicas, y de manera concreta la Universidad de Córdoba, deben asumir su papel protagonista como agentes de cambio y transformación social, especialmente en todo lo relacionado con el fomento de la igualdad de oportunidades y la eliminación de la discriminación por motivos de género, en este caso concreto en el ámbito de las relaciones laborales.